Our Kind of Traitor, de John Le Carré

Viking/Penguin
Londres, 20103 [2010]

En A Most Wanted Man se intuía ya un regreso al campo que Le carré domina como ninguno, como es el del espionaje. En Our Kind of Traitor [traducido en España como Un Traidor como los Nuestros] este regreso es completo. Le Carré vuelve no sólo a los servicios secretos, sino al mundo del espionaje británico, ese activo prácticamente único que hace que la Gran Bretaña pueda sentarse a la mesa de los grandes de la política mundial como la potencia venida a menos que es, pero que conserva un remanente que permite su entrada en las negociaciones bajo la mesa que, aparte conspiraciones paranoides irreales, existen en todo su esplendor cínico, oscuro y sucio.
Todo ello sin abandonar la línea de preocupación social y política actual que vino ocupándole tras la caída del telón de acero y la reubicación de las grandes potencias en un nuevo escenario.
En este caso, el tema es el del blanqueo de dinero, una industria global que aquí está relacionada con las mafias rusas.
En la isla de Antigua, un magnate ruso, cerebro principal del blanqueo de dinero de la gran mafia rusa, se aproxima a una pareja británica y se ofrece a desertar con todos sus conocimientos e informaciones a cambio del traslado de él y toda su familia a Gran Bretaña con nuevas identidades. Dima, apodo de Dmitri, ha visto cómo la macroorganización a la que pertenece se ha aproximado al gobierno ruso, ha visto cómo su hermano de sangre y cuñado ha sido asesinado por el Príncipe, el responsable de ese acercamiento, y sabe que su sustitución inminente irá seguida de su muerte y de la ruina para su familia.
Es entonces cuando Le carré nos traslada al servicio secreto británico, donde uno de sus miembros, comprendiendo las implicaciones e importancia de estas informaciones, organiza la operación de deserción sin contar en principio con la aquiescencia de sus jefes. Un desertor de esta categoría es valiosísimo, pero ¿están los británicos dispuestos a remover el agua y actuar contra los colaboradores del gobierno y la oposición necesarios para que este blanqueo se produzca? Es más, ¿están dispuestos a renunciar a este dinero que afluirá a la City londinense? Como dicen, es una cantidad de dinero impresionante y, por tanto, ¿qué importa de dónde provenga? Mejor en Londres que en otra parte.
Le carré está en su elemento en estas situaciones, y su estilo, el de la narración histórica irónicamente épica (ironía que se refiere a que muy poco de épico hay en este mundo sucio) alcanza las mejores cotas de la trilogía central de Smiley (El Topo, El Honorable Colegial y La Gente de Smiley): vibrante, ácido, claro, crítico y a la vez humano.
Nadie escribe como Le carré sobre este submundo, nadie tiene una visión tan precisa, nadie entiende tan bien el espionaje como John Le carré, capaz de dejarnos perlas como esta:
«─¿No se supone que ustedes son los caballeros que mienten por el bien de su país?
»─Esos son los diplomáticos. Nosotros no somos caballeros.
»─O sea que ustedes mienten para salvar el pellejo.
»─Esos son los políticos. Un juego por completo diferente.»

Una definición como pocas de los servicios secretos y del mundo que los rodea.

Portada y sinopsis de la edición inglesa
Portada y sinopsis de la edición castellana

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4 comentarios:

Ade dijo...

Te confieso que el diálogo me llamó la atención...¿por qué he leido a Le Carré sin prestarle tanta atención? Creo que ahora será diferente.
Saludos
AD.

Lluís Salvador dijo...

Hola Ade:
Hablábamos de Ambler...
Si Ambler marcó (junto a Graham Greene) los modelos del género, quien los ha llevado a su máxima expresión es Le Carré. Y si Ambler podía resultar sutil en la psicología de sus personajes y en la profundidad de las situaciones que representaba, Le Carré no le va a la zaga, y creo incluso que es mejor escritor que Ambler. El caso es que en todas sus novelas, en todas, hay algún momento en que construye un pasaje demoledor por su percepción, por su concisión, por su visión de la realidad. Por supuesto, Le Carré sufrió un momento de desconcierto durante el final de la Guerra Fría, pero ha recuperado el pulso maravillosamente. Y si bien yo prefiero, por una cuestión sentimental y por Alec Guinness, las novelas de la serie Smiley, sobre todo la trilogía central El Topo, El Honorable Colegial y La Gente de Smiley, una de sus mejores novelas, potente y fuerte, es Una Pequeña Ciudad de Alemania. Le Carré cultiva el género además con una verosimilitud y un estilo que no alcanza nadie, por mucho best-seller que sea. Y es profundamente humano, lo que es un plus que transmite a sus personajes, casi siempre perdedores o metidos en unos juegos que no controlan y que les utilizan. No le darán el Nobel jamás (eso escandalizaría a demasiados) pero a fe que por lo menos merecería una mención.
Un saludo!

Daniel Gonzalez dijo...

L'he acabat avui. El meu primer Le Carré. I m'ha agradat moltíssim. Recordo que una vegada em deies que t'agradava més Le Carré que Greene perquè veies més realisme en el primer perquè "les coses acaben malament". No creia que aquesta acabaría bé. M'ha deixat trist, la veritat.

Salutacions,

Dani

P.d: I encara pitjor: no trobo l'exemplar de "Una pequeña ciudad de alemania" que em vas regalar... Imperdonable.

Lluís Salvador dijo...

Hola, Dani:
No es que m'estimi més un autor perquè faci que les coses acabin malament... No sóc tan pessimista :)
El que passa és que Greene es capficava en donar un final feliç a les seves històries. De vegades un final feliç que no et creies de tant incongruent que era... Fins i tot va donar final feliç a la seva versió del Tercer Home. I això després d'haver vist la pel·lícula i veure que funcionava millor el final de Carol Reed.
En aquest aspecte, Le Carré no és que tampoc es mostri pessimista. És que coneix massa bé el pa que es dóna en els serveis secrets i en el món en general. O sigui, que és un optimista ben informat... :(
I ja el trobaràs, home... això dels trasllats és així. I si no, paciència...:)
Una encaixada!