La Extraña Pareja, de Gene Saks

SESIÓN MATINAL

(The Odd Couple); 1968

Director: Gene Saks; Guión: Neil Simon, basado en su propia obra teatral; Intérpretes: Jack Lemmon (Felix Ungar), Walter Matthau (Oscar Madison), John Fiedler (Vinnie), Herb Edelman (Murray), David Sheiner (Roy), Larry Haines (Speed), Monica Evans (Cecily Pigeon), Carole Sheely (Gwendolyn Pigeon), Iris Adrian (camarera); Dir. de fotografía: Robert B. Hauser; Música: Neal Hefti.

Una de las mejores comedias teatrales jamás escritas (por Neil Simon, uno de esos autores que han sabido tocar las teclas del éxito en repetidas ocasiones), fue trasladada al cine mediante una hábil dirección pero, sobre todo, con una pareja protagonista que elevó la película a modelo arquetípico a seguir. El texto es tan potente que se sostiene por sí mismo, pero tengo que compadecer a los actores que lo han representado después, ya que la comparación con Matthau y Lemmon es inevitable y, hasta el momento presente, insuperable.
La sencillez del argumento es tanta que había sido (y será) llevado a escena múltiples veces: Felix Ungar (Lemmon) acaba de divorciarse y está en la calle y su amigo Oscar (Matthau) le brinda compartir su piso. Felix es ordenado, meticuloso, limpio, buen cocinero..., y Oscar es caótico, tocapelotas, descuidado, anárquico, ligón, procaz y tarambana. Con semejantes caracteres no es de extrañar que lo que tenía que ser una convivencia se convierta en coexistencia mal soportada primero y en hostilidades abiertas después.
Repito, un argumento, el de las personalidades opuestas forzadas a convivir que ha sido representado infinitas veces: pueden ser dos soldados, estadounidense y japonés en una isla del Pacífico, una persona anciana y una joven o un nativo y un extranjero; la situación es arquetípica y puede ser empleada con finalidades dramáticas, reflexivas, filosóficas o cómicas, dependiendo de en qué mensaje se ponga el acento. Pero se ponga donde se ponga, toda la potencia de los múltiples discursos sigue ahí. De modo que La Extraña Pareja es una grandiosa película cómica, pero lleva también su propio pathos, su eros levemente subversivo y sus filosofías subyacentes.
Pero, potente como es el tema, hay que elevarlo a una buena representación mediante el texto, la dirección y la interpretación. El texto es redondo, un crescendo continuo de comicidad con escenas cumbre, como este monólogo de Oscar (y en original, las implicaciones de las iniciales F. U. son más fuertes que el simple FÚ del doblaje castellano):
«No puedo soportarlo más, Felix. Me estoy derrumbando. Todo lo que haces me irrita. Y cuando no estás aquí, las cosas que sé que vas a hacer cuando llegues me irritan. Me dejas notitas en mi almohada. Te he dicho 158 veces que no soporto encontrar notitas en mi almohada. "Se nos han acabado los cereales, FÚ". Me llevó tres horas adivinar que F. U. era Felix Ungar. No es culpa tuya, Felix. Es una combinación perversa, eso es todo».
Respecto a la dirección, dicen que esta es la película que Billy Wilder hubiese querido o hubiese podido hacer (las versiones difieren). Si tenemos en cuenta que dispone de dos de sus actores fetiche y que el texto es corrosivo, no sería nada de extraño. Es especulación inútil imaginar qué hubiese realizado Wilder. Pero los años pasan e imitaciones y representaciones también, de modo que algo bueno debe tener la dirección de Saks para que la película se mantenga fresca.
Y en cuanto a la interpretación, el tándem Matthau/Lemmon ha dado muchos momentos geniales al cine, pero en La Extraña Pareja es un festival actoral, desde lo cómico a lo tierno, casi insuperable.

Tráiler:

btemplates

2 comentarios:

Jordi Guerola dijo...

Obra mestra.

Lluís Salvador dijo...

Hola, Estonetes:
Maestra, de verdad. He perdido la cuenta de cuántas veces la he visto.
Un saludo!