Palinuro de México, de Fernando del Paso

Norma/Verticales, col. Literaria
Barcelona, 2009 [1977]

Esta es una obra desconcertante e inclasificable. En un intento por asemejarla a estilos y obras ya conocidas han surgido los nombres de James Joyce, Jonathan Swift y Rabelais, y no están mal traidos, pero lo cierto es que su polifacetismo formal y temático no puede circunscribirse a referencia alguna, en tanto que sólo alcanza a abarcar unas pocas partes. Tal vez quien más acierta sea el diario Libération, que la define como un inmenso poema.
Y es cierto que comparte características de la oda, la épica y la mitopesía, pero en una estructura narrativa que tanto va desde el clasicismo exacerbado al surrealismo, el futurismo y el dadá, pasando por múltiples formas expresivas.
Palinuro es el protagonista, pero nunca estaremos seguros de si es la voz que nos habla, una tercera persona que se llama igual que el Palinuro narrador o un ente simbólico disociado a veces y central a una familia que comprende todo México en abstracto.
¿Y los temas? Pues son tan múltiples como las formas que adquiere esta novela: el amor, sobre todo el amor, expresado de forma total y poética, enumerativa y minuciosa, bellísima, pero jamás pacata o cursi; pero también la historia, la medicina y el cuerpo humano, a veces metáfora de la vida, a veces referente de ésta; la publicidad (!) como historia social; y la muerte. Entre otros.
Existen diversos ritmos de lectura dependiendo de la obra. Palinuro de México requiere una lectura pausada. El torrente de ideas, en algunos casos, y la enumeración poética en otros hacen preciso prestar una atención minuciosa a lo que nos dice Fernando del Paso. Una atención que obtiene un premio intenso, extraordinario y enormemente bello y reflexivo.

Portada y sinopsis

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2 comentarios:

RebecaTz dijo...

No he leído esta obra pero jamás pensé que tuviera tantos y tan atractivos matices, ¡voy a ponerla de inmediato en mi lista de libros urgentes!

¡Saludos!

Lluís Salvador dijo...

Hola, Andrómeda:
Es tan, pero tan cambiante... en estilo, en voces, en tonos. Y, claro, la pregunta es ¿pero tiene argumento? Y la respuesta tiene que ser: "Y qué más da el argumento". En realidad tiene unos tenues hilos conductores (méxico y su historia, México y sus gentes), pero en este caso la forma supera al fondo. Y es una forma bellísima, créeme. Y divertida. Y dramática. Y solemne. Tan polifacética que a veces abruma, pero también tan desconcertante que no sabes qué vas a encontrarte en el próximo capítulo. Una de las obras más admirables que he leído. Y postulo a del Paso para el Nobel ya mismo, si es que no está propuesto. Con sólo dos obras que le he leído, el Palinuro y el Noticias del Imperio, ya lo merece de sobras.
Un saludo!