El Oficinista, de Guillermo Saccomanno

Ed. Seix Barral
Barcelona, 2010 [2010]

En El Oficinista hay que tener en cuenta dos cosas. Primera, el ambiente. Pre o directamente apocalíptico, nos encontramos con una sociedad destrozada, con inseguridad a pie de calle, ataques terroristas y guerrilleros a diario y en el centro de las ciudades; helicópteros que patrullan de continuo en un estado de guerra permanente; desocupados y mendigos que atestan las calles; zonas que los drogadictos, los antisistema o, en general, elementos asociales dominan a placer; extraños perros clonados que campan en jaurías salvajes por las calles; murciélagos gigantes que sobrevuelan la ciudad; un estado policial y paranoide donde la libertad individual no existe y la delación y la vigilancia es constante. Todo ello reminiscente (y presente en la novela) de los mundos ballardianos, de las sociedades orwellianas, del Brazil de Terry Gilliam.
Segunda, el protagonista. El oficinista (jamás es llamado por su nombre) es un individuo totalmente sumiso a los restos de su sociedad. Es un empleado fiel y modelo (pero no inmune a la inseguridad y al riesgo del despido). Por sus desvelos, la sociedad le ha pagado con una teórica seguridad laboral, con la estrechez económica y con la pérdida de toda voluntad propia. Es un desclasado, y una ¿persona? que incluso ha perdido la capacidad familiar (su mujer es o es vista como un monstruo; sus hijos, de los que ha perdido la cuenta, son referidos con el nombre colectivo de La Cría). Es profundamente infeliz, totalmente conformista y un mezquino absoluto. El amor (o la ilusión que tiene del amor) antes que redimirlo, lo llevará no sólo al adulterio, sino a la delación, al robo y al asesinato.
Si estas dos narraciones se sobreponen no es por casualidad. Antes bien, nos hallamos frente al antiguo argumento de cuanto más corrompida la sociedad, más corrompido está el individuo.
Porque el oficinista puede ser un carácter ínfimo y despreciable, pero una vida anodina no sale del anonimato por sí sola. Una cierta moral circundante moldea al individuo; si es maleable, lo convierte en un reflejo de esta sociedad. Si no, lo convierte en un contestatario mayor o menor, pero alguien que puede conservar ese íntimo reducto personal ético. Si el que se adapta a esta sociedad es un perdedor no se convierte en ganador, puesto que no controla para nada los acontecimientos: sigue siendo un perdedor y uno tanto más prescindible cuanto más adaptado está, ya que es inofensivo para esta sociedad.
El Oficinista es una narración pesimista pero fascinante, contada con gran estilo y que lleva consigo una profunda reflexión sobre nuestra sociedad, porque, como apuntan la contraportada y Pere Gimferrer, "cuenta una historia que pasó ayer, pero que aún no ha sucedido, y, sin embargo, transcurre ahora. No es que el futuro esté cerca, es que tal vez ya pasó".



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Premio Biblioteca Breve 2010.



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4 comentarios:

mario skan dijo...

Hola Lluís: es la primera reseña positiva que leí de esta novela. Acá en argentina le dieron con un caño.De Saccomano mew gustó mucho una novela que se llama La lengua del malón. Con esos antecedentes no creo que esta novela sea tan mala como la pintan por acá.

saludos y muy buena reseña

Lluís Salvador dijo...

Hola, Mario:
Me dejas sorprendido. Claro que habría que saber por qué no gustó.
Lo único que tengo que reprocharle a esta novela es que son tal vez demasiado evidentes sus referencias a Ballard, Orwell, el Brazil de Gilliam, a Huxley y a Kafka, y creo que me dejo algunas.
Sí hay algo que me ha quedado por decir en la reseña, y es que el género de terror (y esto es una pesadilla, muy literaria, pero tan terrorífica como como las de los autores anteriormente citados) siempre ha medrado muy bien y ha resspondido como caja de resonancia de las épocas de crisis. Meditaba el otro día en ello y entonces tuve la iluminación de que "El Oficinista" es, a mi conocimiento, la primera reacción del género a esta crisis neoliberal-capitalista. Lo que escribe Saccomanno es una alegoría sobre la supeditación total del individuo a este sistema y de cómo nos ha ligado a él. Hay muchos niveles en esta novela corta, pero uno de ellos y no de los menos importantes, es el económico y cómo la economía ha conformado el mundo.
Pero en fin, si la lees ya me contarás si tengo razón o no (y si te gusta o no). El caso es que no conocía al autor, y me ha sorprendido gratamente. No he tenido oportunidad de ver si hay algo más publicado por España. Lo buscaré, a ver.
Un saludo!

franz dijo...

Hola Luis, acabo de leer la novela de Saccomanno, y puedo decir che me ha gustado.
Ademas deja mucha inquietud, no sabemos di esta en tiempos pasados o futuros, pueden ser los de ahora.
A mi tambien me llegan las referencias que dices tu.
Lo que me parece bueno es que no haya consolaciòn y todo es desesperante, todo el ambiente y la gente que vive allì, y no haya manera de escapar.
Las carcajadas del jefe duelen, es la representaciòn del poder todopoderoso.

perdona mi español un poquito malo.

Lluís Salvador dijo...

Hola, franz:
En primer lugar, bienvenido al blog.
Me alegra que te haya gustado. Ciertamente para mí representó una sorpresa encontrar un escritor que podía ejercer una fábula de este tipo en tan pocas páginas y con tanta intensidad.
y, bueno, puede que haya motivos para el optimismo si los buscamos, pero las cosas, no lo vamos a negar, están muy oscuras en el mundo en general. Alguien dijo que esta va a ser la primera generación que va a legar un mundo peor a sus hijos, y al paso que vamos, me temo que va a ser así.
Y no hay ningún problema con tu español, pero si lo deseas, potete scrivere in italiano.
E ora è il mio turno di scusarmi per il mio povero italiano.
Una salutazione, e a rivederci!