Il Sentiero dei Nidi di Ragno, de Italo Calvino

Arnoldo Mondadori Editore, col. Oscar opere di Italo Calvino
Milán, 199334 [1947; corregida 1964]
Presentación del autor

El Sendero de los Nidos de Araña es la primera novela de Italo Calvino. Muy diferente a sus obras posteriores (aunque con destellos de de aquello en que se convertiría su autor), es una historia íntimamente ligada a la trayectoria vital del escritor, que había pasado por las filas de la Resistencia italiana en los últimos estadios de la Segunda Guerra Mundial.
Se trata de la historia de Pin, adolescente barriobajero y procaz, hermano de una prostituta, que sigue siendo un niño en el fondo pero al que la guerra ha abocado al mundo adulto, que todavía no lo admite como suyo. Pin prácticamente se verá forzado a robar la pistola de un marino alemán, en un claro paralelo de prueba de iniciación que, además, es una canallada y una cobardía por parte de los hombres de la taberna del pueblo. Este hecho le llevará a prisión, de donde escapará y logrará unirse, como pinche de cocina, a un grupo de la Resistencia. A partir de ahí, la novela deviene un retrato, más bien antiheroico (un efecto buscado por el propio Calvino), pero no desprovisto de épica, de ese grupo, y la culminación de la historia de Pin, que no voy a revelar porque es sorpresiva, brillante y propia de un gran narrador.
Esta edición italiana se beneficia de una presentación del autor (desconozco si está presente en la edición castellana), escrita años después de publicada la novela, que es una de las mejores obras literarias de Calvino: inteligente, incisiva, irónica, ilustrativa y juguetona como sus grandes novelas. Quienes la lean quedarán más enterados de qué y cómo quería escribir Calvino este Sendero de los Nidos de Araña. A mí me queda sólo por decir que esta obra puede ser desigual, pero que las malas páginas de Calvino todavía se elevan con mérito propio sobre la mayoría de la literatura que se produce actualmente. Y que tiene, para compensar, momentos únicos de la altísima literatura a la que nos tiene acostumbrados y que ya prefiguraban, en ese año 1947, lo que iba a ser Calvino como escritor.
Puede que sea una obra realista (neorrealista incluso, aunque el propio Calvino explica que el neorrealismo no fue una escuela) pero en su estructura compone algo más allá. No puede hablarse de "neorrealismo fantástico", pero casi. Puede que esté basado en la experiencia vital, pero al escoger protagonistas, más que antiheroicos, vulgares hasta resultar odiosos, Calvino se distancia de la autobiografía y de la hagiografía. No hay combates en esta novela, sólo ruidos de combates en la distancia; sólo la vida cotidian, y sin embargo ésta es violenta. Curiosamente, los cadáveres que son vistos son los de italianos muertos por italianos, con lo que Calvino insinúa que la historia no fue sólo la de una resistencia contra el ocupante, sino también una cruel guerra civil, y una que se libró sin piedad.
Y hay algo que Calvino no dice en su introducción, y que sólo insinúa en el texto, y es que este Sendero de los Nidos de Araña es una trasposición, enormemente imaginativa, rabiosamente moderna, enormemente bien hecha, del Kim de Rudyard Kipling. Incluso los nombres de los protagonistas "Pin" y "Kim" mantienen una similar eufonía. A mí siempre me ha gustado Kipling. Y esta versión de Calvino, también.

Portada y sinopsis de la edición castellana

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2 comentarios:

Helena Justina dijo...

Jo tinc la versió italiana d'aquest llibre però per l'editorial Einaudi Tascabili. És d'eixos llibres que dormen el "somni dels justos" a la meva prestatgeria fins que un dia em dic que ja és hora de llegir-los. Acabe de llegir una antologia de S. Plath i estava pensant d'agafar una història d'Andrea De Carlo per a refrescar el meu italià, però potser i gràcies a la teva ressenya agafe el llibre de Calvino. Una salutació ben forta!

Lluís Salvador dijo...

Hola, Helena:
Te'l recomano. En especial, perquè un Calvino, fins i tot primerenc, demostra moltes més coses que alguns escriptors consagrats d'avui dia. I el seu italià és magnífic, superb.
I bona elecció, la de Sylvia Plath. De De Carlo no et puc dir res, ho sento.
Una salutació!