La Grande Illusion, de Jean Renoir

SESIÓN MATINAL

(La Grande Illusion); 1937

Director: Jean Renoir; Guión: Jean Renoir y Charles Spaak; Intérpretes: Pierre Fresnay (Cap. de Boeldieu), Erich Von Stroheim (Cap. Von Rauffenstein), Jean Gabin (Tte. Maréchal), Julien Carette (Cartier, el actor), Marcel Dalio (Tte. Rosenthal), Gaston Modot (El ingeniero), Jean Dasté (El profesor), Dita Parlo (Elsa); Dir. Fotografía: Christian Matras; Música: Joseph Kosma; Canciones (música/letra): Vincent Telly / Albert Valsien; Dir. Artística: Eugène Lourie; Montaje: Marguerite Renoir y Marthe Huguet.

Son muchas las cosas que se podrían decir sobre La Gran Ilusión, y confieso que no sé por dónde empezar. Tal vez por lo superficial, y es que es una película en la que uno de sus protagonistas es Erich Von Stroheim. Es curioso, pero lo primero que había visto de este buen hombre era su filmación de Gloria Swanson bajando las escaleras en Sunset Boulevard (ya sé; pero no se preocupen, tarde o temprano hablaré de esa película, de modo que entonces entenderán lo que quiero decir, si no lo han comprendido ya); y lo segundo fue este papel de oficial alemán en La Gran Ilusión. Por tanto, que después o mientras me enterase que Stroheim era "el hombre al que todos adoran odiar" jamás me hizo efecto. Sobre todo por La Gran Ilusión.
Verán, es una película que parece como cualquier otra del género: un terceto de aviadores aliados en la Primera Guerra Mundial han sido hechos prisioneros y están encarcelados en un castillo alemán, de donde intentan la fuga una y otra vez.
Y sin embargo, esta es una película en que los estereotipos, los lugares comunes, se ven desplazados por las personas. Estos aviadores, mal que bien, mantienen una relación con sus captores, y esa relación trasciende a la guerra para hacerse más personal.
En esta película presenciarán cómo los seres humanos lo son a pesar de las guerras, y aunque no puedan sustraerse a ellas. Cómo las fronteras son una invención y las lenguas una barrera fácilmente evitable.
Les he dicho ya que es una película en apariencia bélica.
En realidad, es un alegato contra todo aquello que nos hace renunciar a ser humanos, y una visión de cómo esas enemistades figuradas pueden llegar a torturar a quienes, en el triste cumplimiento de su deber, más triste por cuanto les destroza interiormente, tienen que abatir a seres humanos a los que, antes o después, comprenden y reconocen como personas antes que enemigos.
Por eso jamás he sentido animadversión por Stroheim cuando lo he visto en la pantalla. Porque siempre me retrotrae a este militar prusiano de La Gran Ilusión, por el que sigo teniendo una compasión y un afecto inconmensurables.
La Grande Illusion es una película conmovedora, uno de esos ejemplos de cómo el cine, cuando es cine, puede resistir los años y seguir trayéndonos historias inmortales, enormes y nuestras.

Les traigo hoy una curiosidad, antes del acostumbrado tráiler, y es el tráiler para la redistribución de la película, en el que el propio Jean Renoir (en inglés) explica el surgimiento de la película, su recuperación y esboza algo de lo que pretendía hacer con este filme. Un documento de gran valor.





Y, finalmente, el tráiler de la película. Tal vez no demasiado bien hecho como tráiler, pero con algunas de las mejores escenas que pueden encontrarse en el filme. No las tomen en consideración por este avance: el conjunto de la película, como no podía ser de otra manera, es infinitamente superior.

btemplates

4 comentarios:

Vivian dijo...

Una película inmensa, con un poso antibelicista presente a lo largo de todo el film, donde, coincido contigo, se nos presenta a los militares como personas, con sus defectos y sus virtudes, con sus ideas acertadas o equivocadas, con sus códigos de honor, con los que podemos estar o no de acuerdo, pero de honor, seres humanos al fin y al cabo.

Yo tampoco odié a Stroheim en esta película.

Gracias por los videos que colgaste.

Y, otra cosa, deseando estoy leer la entrada sobre “El Crepúsculo de los Dioses”, por cierto me hizo recordar otra magnífica interpretación de Stroheim, en “Cinco tumbas en el Cairo” de Wilder, curioso su papel, teniendo en cuenta sus circunstancias personales, otro motivo más para admirarlo como actor.

Magnífica entrada para una película que sin duda lo merece.

Aprovecho para desearte Feliz Año Nuevo, espero que hayas pasado unas muy felices fiestas.

Un abrazo

Lluís Salvador dijo...

Hola, Vivian:
A Stroheim falta que alguien lo analice como actor, porque tenía más fondo de lo que parece. Tal vez me dejo llevar por estas dos interpretaciones, que son en el fondo muy humanas, aunque tienes razón, porque ese poso incluso surge en la más dura Cinco Tumbas a El Cairo, en la que se esperaba (y lo hacía) que interpretara a un nazi redomado. Y sin embargo... en algún momento aflora esa capa sumergida. ¿Guionista, director o el propio Stroheim?
Y mis mejores deseos, y que se hagan realidad.
Un abrazo!

P.S.: Por cierto, te echo a faltar en la entrada sobre All That Jazz. Ya supondrás quién me motivó a hacer la entrada, ¿no?
:)
Ll.

Carlos dijo...

Hace casi quince años que vi esta película y todavía tengo muchas imágenes grabadas en mi mente. Es una película de gran exquisitez, que elabora fabulosamente el discurso de clases (cuando en la guerra se mantenía todavía esa caballerosidad o esa camaradería).Lo cierto es que la tengo en casa y siempre pienso en encontrar un momento para volver a degustarla. Quizás tu entrada me ayude a ello.

Lluís Salvador dijo...

Hola, Carlos:
Tienes razón en lo que dices sobre este filme, pero incluso va más allá de la mera cuestión social para entrar en el tema humano (y, como no podía ser de otra manera, pacifista: Jean Gabin encuentra refugio en una granja alemana. él se presenta como evadido francés, y a esos campesinos les da igual. Si esto parece poco sutil, queda compensado con la poesía que hay en toda la película). Te la recomiendo vivamente. Además, no es tan larga, si no recuerdo mal, con lo que no hay que hipotecarse tardes o noches enteras...
Un saludo!