Desgraciadamente, Philip K. Dick Ha Muerto, de Michael Bishop

(Philip K. Dick Is Dead, Alas)
La Factoría de Ideas, col. Solaris Ficción
Madrid, 2009 [1987]

Michael Bishop es una de las figuras de la ciencia-ficción reciente (aunque últimamente escribe y publica mainstream; las razones para ello pueden ser las que apuntaba en La muerte de la ciencia-ficción) más interesantes y más consistentes temática y estilísticamente dentro del campo. De entre su producción, siempre destacable, recuerdo vivamente el relato En la Calle de las Sierpes (situado en Sevilla), extraño, innovador y comprometido (y, si me lo permiten, dickiano), Who Made Stevie Crye?, una de sus mejores producciones, o Count Geiger's Blues/La Transfiguración del Conde Geiger, una novela particularmente divertida y, a la vez, tierna e inteligente, en la que trataba con agudeza el tema de la cultura/subcultura, los héroes del cómic y las contradicciones del mundo literario y cultural y sus protagonistas.
En esta Philip K. Dick Is Dead, Alas, Bishop se permite hacer una excursión en los mundos dickianos adoptando algunos de los recursos estilísticos del desaparecido genio de la ficción especulativa. Dick muere (como así sucedió) tras un infarto masivo en su apartamento, pero su espíritu permanece en la Tierra, con permiso del demiurgo insignificante que rige este mundo. Claro que es un mundo muy diferente del nuestro. Nixon va por su cuarto mandato, ha ganado la guerra de Vietnam y convertido los Estados Unidos en poco menos que en una dictadura de carácter semifascista con un control casi total de la población y del pensamiento. En este contexto, Dick2 intenta provocar el colapso (cuántico) de la realidad presente y que este universo se convierta en otro alternativo, tal vez no perfecto pero sí algo mejor.
Todo lo cual parece un pastiche de los tópicos dickianos de la ucronía, la distopía, la paranoia, las realidades paralelas y alternativas y la persistencia de la personalidad. Y así es. Pero una cosa es trabajar con estos temas y otra realizar una novela que funcione con ellos. Bishop lo consigue. La ucronía que nos describe pudo ser factible, el sentido de opresión es real, la paranoia no es tan extrema como en la ficción de Dick, pero es creíble, y las teorías o temas dickianos son tratados adecuadamente.
A la vez homenaje y tour de force, y a pesar de algunas vacilaciones finales, Michael Bishop compone una novela que cumple con creces, una que permite una visita a los mundos dickianos y, a la vez, un paso por lo que constituyen los temas y estilos de la mejor ciencia ficción contemporánea. Esto se ha convertido en algo tan raro que vale la pena leerlo.

Portada y sinopsis

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7 comentarios:

Mannelig dijo...

Hola, es cierto que Bishop cumple, pero en este libro me parece que se esfuerza demasiado en intentar emular a su héroe Dick, introduciendo todos los guiños típicos de éste. Y claro, puestos a comparar, el desarrollo de la trama se queda un escaloncito por debajo... Por ejemplo, a la relación causa-efecto de una victoria en Vietnam desembocando en una casi dictadura en los Estados Unidos, no le veo una lógica inmediata. Pero bueno, novela entretenida.

Lluís Salvador dijo...

Hola, Mannelig:
Tienes parte de razón en lo que dices, y tal vez sean excesivos los "homenajes" que se dedican a Dick aquí, y la acumulación de temas. Pero dentro de este género he leído demasiados malos imitadores de Dick como para ponerme demasiado exigente con alguien que, como dices, cumple. Hay cosas que no me gustan, y lo digo: ese final que tiene la novela me parece vacilante entre lo extremo y lo lógico, e incluso demasiado apresurado. Fruncí el ceño cuando lo leí, pero también reconozco que, habiéndose metido en el jardín que se metía, sale airoso, aunque sea, si me permites la imagen, algo arañado por las zarzas.
Otra cosa es el mundo nixoniano representado. Lo de que pudo ser factible es opinión mía, y me explicaré, pero no de MIchael Bishop. De hecho, el mundo que nos representa no es sino una realidad paralela, tema querido por Dick, y cuando las acciones de los protagonistas consiguen colapsarlo se convierte... en otra realidad paralela, para nada parecida a la nuestra. Bishop no introduce nuestro mundo para nada en su novela, ni al principio ni al final, como no sea el que seamos lectores que estamos leyendo una historia que en realidad se produce o no en otro plano, muy al estilo de La Langosta se Ha Posado de El Hombre en el Castillo.
Y me parece lícito. Incluso diría que me parece intencionado.
Respecto a lo de factible, recuerdo que en esa época (y en nuestra muy real realidad alternativa), un tal Ronald Reagan hizo que la Guardia Nacional entrara en los campus universitarios de California a reprimir a los estudiantes. Habría que analizar la pequeña historia de los Estados Unidos y ver cómo se desarrollaron los hechos a nivel de cada estado, pero si Ronald Duck lo hizo, apelando no sé a qué facultad o a qué ley, y si otros hubieran seguido el ejemplo hubiésemos tenido una situación en los USA muy curiosa, muy a medio camino de lo que Bishop nos cuenta. En cuanto a las infinitas reelecciones de Nixon, me chirrían tanto como a ti. Pero el sistema de elección estadounidense ya ha cambiado antes, y no es tan inamovible como parece. Y al fin y al cabo, Nixon fue el gran mentiroso y manipulador... Pero, insisto, me parece factible a mí. A Bishop no tiene porqué: se limita a presentar una ficción alternativa. Y en cuanto a realidades alternativas, todas son posibles.
Un placer.
Un saludo!

La frontera entre China y París dijo...

No he leído la novela, pero por lo que decís aparecen todos los temas de Dick y, sobre todo, la teoría del idios konos. Estos días nuestas lecturas se centran en el libro "Yo estoy vivo y vosotros estáis muertos", la biografía de Dick. Un gran complemento a sus lecturas.
Saludos

La frontera entre China y París dijo...

la frontera entre china y paris

Lluís Salvador dijo...

Hola, La frontera entre China y París:
Sí que es cierto que aparecen, aunque, como levemente se queja Mannelig, a veces un poco amontonados. Pero, tratándose de un homenaje, una cierta propensión al exceso es comprensible. Al fin y al cabo, mucha gente hace epigonismos (algunos de ellos involuntarios, je, je); otra cosa es hacerlos conscientemente pero, y esto es importante, sin pretender superar en su propio terreno al maestro, en este caso, Dick.
Aclaro al resto de lectores que el concepto de Idios Kosmos es aquel del "mundo privado", es decir, aquel que no se comparte con los demás. El ejemplo más claro es el mundo onírico, que no puede ser percibido más que por el sujeto que lo experimenta. Es un concepto potente en Dick, en el sentido aquel del viejo relato chino de "soñaba que era una mariposa que soñaba que era un mandarín" (y perdón por lo chapucero de la cita; no tengo mis fuentes a mano), como lo demuestra que Pablo Capanna lo empleara como título para su estudio sobre la ficción de Dick. En efecto, esa alternancia/alternativa de realidades es uno de los temas más recurrentes. Es típico en El Hombre en el Castillo: un escritor que escribe un libro sobre un universo en el que el Eje NO ha ganado la Segunda Guerra Mundial; pero, ¿quién es el escritor? ¿un personaje que ha escrito el libro? ¿un cronista? ¿alguien que ha entrado en esta realidad en la que SÍ ha ganado el Eje? ¿Coexisten ambos universos? Y, por supuesto, el concepto es omnipresente en Ubik. Siempre he pensado que es una lástima que Dick no haya permanecido con vida para ver las últimas disquisiciones cuánticas. Se hubiera divertido mucho.
Gracias por traer a colación el concepto.
Y, por cierto, en la novela que nos ocupa, Bishop hace una vuelta de tuerca alternativa más: Dick muere, no como el escritor de ciencia ficción que fue en nuestro universo, sino como el escritor de mainstream que marca a su generación, siendo su producción menor a ojos del público y la crítica las obras de ficción especulativa; justo al contrario de lo que le pasó a Philip K. :)
Un saludo!

David dijo...

Ya estoy deseando leerlo. Mañana me llega el pedido a la libreria.
Considero que tiene que ser una gran obra. Y, ademas, muy buen por su toque en cuanto a Dick referis. Dick era y es lo mas de lo mas junto con Lem. Y quiza Bishop lo da a entender con su fascinante titulo al libro. Ademas, alguien tiene que salvar de lo que propone el libro.
Y ya que comento, tambien dire que "una mirada a la oscuridad", la que me parece, a mi entender, una biografia suya excelente y una de sus mejores y mas logradas obras, la hay que reivindicar por compelto desconocimiento de muchos.
Saludos!

Lluís Salvador dijo...

Hola, David:
En primer lugar, bienvenido. Tienes toda libertad para comentar, sugerir, criticar...
Respecto a PKD is Dead, tal vez no llega a la maestría, puede que por intento de acumular conceptos dickianos en una sola obra. Pero sigo defendiéndola como un homenaje a la vez que una extricación de los temas que Dick empleaba de forma recurrente en su ficción.
En cuanto a Una mirada a la Oscuridad, y otras obras de Dick, diré que Philip K, a poco que pueda, va a estar presente más veces en este blog, de modo que iremos pasando por varias de sus obras.
Y estoy de acuerdo contigo respecto a Stanislaw Lem, del que por fortuna se están recuperando sus obras para el mercado español.
También será otro de los frecuentados.
Pero no te olvides tampoco del resto de la obra de Michael Bishop. Es uno de los autores del género más interesantes, inteligentes e innovadores que han habido.
Un saludo!